La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.
jueves, 13 de marzo de 2008
La ubicuidad de las manzanas. Ana María Shua
Publicado por edilberto aldan en 11:19
Etiquetas: Ana María Shua, Antología
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